Salimos el Sábado por la mañana hacia la Sía con muchas ganas de hacer cuevas. Pinchito en Espinosa, como siempre y hasta el aparcamiento. Según llegamos nos pusimos a almorzar a la sombra de las paredes calizas y pasó lo típico, sobremesa alargada, vamos, que eran las 5 y no nos habíamos movido de la carretera más que para coger el diábolo y para hacerlo rodar carretera abajo.
Viendo que no íbamos a hacer nada ese día optamos por dormir en Dobro y dejar la cueva para el domingo, con tan mala suerte que en el pueblo más cercano a Dobro estaban de fiesta y no pudimos resistir la tentación 8de veras que no lo sabíamos, que era nuestra intención aprovechar el domingo).
Total, que terminamos volviendo a nuestra habitación a eso de las 7 de la mañana. Dormimos hasta las 11 y nos volvimos al aparcamiento, con menos ganas de hacer espeleo que otra cosa, pero entramos en la Gándara y al igual que siempre que vamos, nos encantó, aunque el recorrido no fue extenso ni mucho menos.
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