jueves, 10 de abril de 2008

Una exploración como otra cualquiera

(Por Alberto Tubilleja)

Era viernes por la tarde y nos habíamos reunido Javi, Maki, Manu, Richi y yo (Tubi) para ir a explorar a la zona de trabajo, así que nos fuimos los cinco hasta el valle de Asón con un coche y la furgoneta donde íbamos a dormir. Llegamos tarde, como siempre, y tras la cenita nos metimos a la cama.
Madrugamos el sábado con mucha moral y poco conocimiento de causa respecto a lo que íbamos a hacer (teníamos intención de pasar la noche siguiente en la parte superior de la zona de trabajo). Hicimos las sacas pensando que esa noche vivaquearíamos.



Una vez repartido el peso fuimos conscientes de que el día no iba a ser ninguna broma.
Empezamos a subir y aquello recordaba a un episodio chungo, chungo de Al Filo de lo Imposible, sobretodo por lo de Imposible.
Una vez que llegamos al campamento 5, 6 o tal vez 7, empezamos a buscar cuevas. A esas horas toda la moral de la mañana estaba ligeramente derrumbada, a lo que hay que añadir que la búsqueda no resultó muy fructífera, exceptuando para Manu que descubrió un deporte nuevo: el surf sobre laja
Y en esas circunstancias y desafiando a una muerte casi certera encontramos un sucedáneo de cueva que en principio parecía algo, pero resultó no ser nada.
Completamente desmotivados y con más hambre que el perro del afilador volvimos al que podía considerarse a aquellas alturas del día como campamento… 11
Tras una suculenta, a la vez que escasa, cena (debido al número de comensales) Richi y yo suplicábamos bajar hasta la furgoneta (es decir, el campo base 1) y con un intenso debate sobre los pros y los contras de dormir en la puta calle, y mediante el uso de técnicas poco políticas conseguimos convencerles para dormir bajo techo.
Llegamos a la furgo sorprendentemente no tan cansados como era de esperar o se preveía por la paliza del día. Echamos un mus en el bar de la Gándara y a dormir.
Al día siguiente cambiamos la espeleología por el senderismo, vamos que aprovechamos para dar un paseo mientras recogíamos endrinas.